LOS MARIDOS
- Pili (esposa de Antonio [délito INFIEL])
- Ana (esposa de Pedro [délito LA PEGA])
- María Angeles (ama de Fifi [anteriormente era esposa de Manuel alias Fifi])
Durante la siguiente semana a la reunión social Pili, Ana, María Ángeles y su hija se reunieron para planificar la feminización de los maridos de las dos primeras. Decidieron que el lugar sería la casa de María Ángeles, puesto que era un edificio de dos plantas más un sótano, el cual fue acondicionado para el proceso de feminización de Fifi. El día elegido para la captura de los maridos sería ese domingo, con la excusa de una comida, se reunirían todos y aprovecharían en un momento para capturarlos e iniciarles en su feminización. Por último, la hija propuso que dejaran que los maridos violaran a Fifi para que cumpliera el último nivel de feminización, una relación sexual con hombres, y que mejor candidatos que sus antiguos amigos en su anterior vida como macho, además sería una buena motivación para que Fifi las ayudara con entusiasmo.
En la madrugada de ese domingo, la hija y la madre se acercaron a la habitación de Fifi. La despertaron y la madre la sujetó firmemente mientras su hija ponía una inyección en la lengua para que en todo el día no pudiera hablar. Cuando se calmó por el dolor, su mujer le contó lo que iba a suceder ese día, recordándola que en ningún momento se debía delatar como el antiguo amigo Manolo, y por supuesto, debía estar servicial hasta sus últimas consecuencias para que estuvieran relajados y confiados. Como premio a su colaboración la dejarían participar en el proceso de feminización de sus antiguos amigos. Tras esto se marcharon sus amas dejándola una lista con la que debía ponerse, tipo de maquillaje y tareas a realizar.
Empezó con la rutina de todos los días, primero se aseó, se depiló y bañó con sales aromáticas. Luego sacó la ropa interior que le habían indicado. Ello era un corsé rojo, con muchos lacitos cursis, que hacía que su cintura quedará muy femenina, unas medias, sujetadas por unas ligas, y braguitas a juego con el corsé. Por último, se colocó el traje azul de criada, traslucido con que se intuía su ropa interior con faldita muy corta y escote generoso para que se vieran bien sus hermosos pechos y culito repingon. Se colocó un pequeño delantal y la cofia para terminar. Luego se sentó en la cómoda para maquillarse. Se recargó con tonos rojizos a juego con su ropa interior. Ya, por fin, se puso unos zapatos de tacón de aguja rojos. Mas que una criada parecía una putita pidiendo marcha .
Se miró en el espejo de cuerpo entero para comprobar que todo estaba correcto y salió de su habitación para realizar sus tareas pendientes antes que llegarán los invitados.
A mediodía aparecieron las dos parejas en la casa. Fifi recogió y guardó las ropas de abrigo que traían mientras sus amas atendían a sus anfitriones. Los maridos preguntaron por Manuel, ya que hacia tiempo que no sabían nada de el, su esposa ante las preguntas les dijo que había tenido un cambio de vida y que el hombre que habían conocido había desaparecido. Los maridos supusieron que les decía con buenas palabras que había conocido a otra mujer y se había ido, al ver de nuevo a Fifi se olvidaron del tema para fijarse en la criada y aprovechar para manosear su culito con sus manos cuando sus mujeres no los veían.
Durante la comida Fifi sufrió el acoso de los maridos con la complicidad de las mujeres. La pellizcaron, la dieron palmaditas en el culito, tiraron cosas para que las recogiera y de paso que se viera sus espléndidos senos o el culo. Las únicas reprimendas de las esposas fue, entre sonrisas cómplices, de comentarles que eran unos chicos muy malos. Cuando terminaron los postres decidieron las mujeres separarse de los hombres dejando a Fifi con ellos para que les sirviera el café y las bebidas, mientras ellas hablaban de sus cosas (en el café es donde iría la droga para dejarles dormidos.)
Cuando se fueron las mujeres, Antonio y Pedro le dijeron que antes de tomar ellos el café, le iban a dar un poco de leche calentita. Pedro la cogió por la espalda y con la mano sujeta en la cabeza la obligó a inclinarse y situar la boca a la altura del pantalón de Antonio, tras bajarse los pantalones y los calzoncillos introdujo su pene en la boca de Fifi. Pedro, visto que la criada no ofrecía resistencia, se bajo también la ropa de cintura para abajo, subió la faldita y bajo las braguitas de Fifi para sodomizarla. Tras eyacular en la boca y en el recto de Fifi cambiaron las posiciones y Fifi comenzó de nuevo a portarse como una mujer para dar placer a los dos machos. Al terminar los maridos se sentaron y mandaron a la criada a por los cafés y las bebidas.
Al despertar Pedro y Antonio intuyeron que se encontraban en un sótano, sujetos formando una equis con su cuerpo, al fondo vieron su imagen en un espejo de cuerpo entero. Estaban totalmente depilados, maquillados como si fueran unas putas con pelucas y con ropa interior de mujer (corsé negro con liguero, medias y braguitas negras) con zapatos negros de tacón de aguja. Intentaban gritar pero se veían impotentes, se habían quedados mudos.
Al rato aparecieron las mujeres vestidas como amas llevando fustas en sus manos junto a Fifi. La feminización forzada de dos nuevos Fifis había comenzado...
En la madrugada de ese domingo, la hija y la madre se acercaron a la habitación de Fifi. La despertaron y la madre la sujetó firmemente mientras su hija ponía una inyección en la lengua para que en todo el día no pudiera hablar. Cuando se calmó por el dolor, su mujer le contó lo que iba a suceder ese día, recordándola que en ningún momento se debía delatar como el antiguo amigo Manolo, y por supuesto, debía estar servicial hasta sus últimas consecuencias para que estuvieran relajados y confiados. Como premio a su colaboración la dejarían participar en el proceso de feminización de sus antiguos amigos. Tras esto se marcharon sus amas dejándola una lista con la que debía ponerse, tipo de maquillaje y tareas a realizar.
Empezó con la rutina de todos los días, primero se aseó, se depiló y bañó con sales aromáticas. Luego sacó la ropa interior que le habían indicado. Ello era un corsé rojo, con muchos lacitos cursis, que hacía que su cintura quedará muy femenina, unas medias, sujetadas por unas ligas, y braguitas a juego con el corsé. Por último, se colocó el traje azul de criada, traslucido con que se intuía su ropa interior con faldita muy corta y escote generoso para que se vieran bien sus hermosos pechos y culito repingon. Se colocó un pequeño delantal y la cofia para terminar. Luego se sentó en la cómoda para maquillarse. Se recargó con tonos rojizos a juego con su ropa interior. Ya, por fin, se puso unos zapatos de tacón de aguja rojos. Mas que una criada parecía una putita pidiendo marcha .
Se miró en el espejo de cuerpo entero para comprobar que todo estaba correcto y salió de su habitación para realizar sus tareas pendientes antes que llegarán los invitados.
A mediodía aparecieron las dos parejas en la casa. Fifi recogió y guardó las ropas de abrigo que traían mientras sus amas atendían a sus anfitriones. Los maridos preguntaron por Manuel, ya que hacia tiempo que no sabían nada de el, su esposa ante las preguntas les dijo que había tenido un cambio de vida y que el hombre que habían conocido había desaparecido. Los maridos supusieron que les decía con buenas palabras que había conocido a otra mujer y se había ido, al ver de nuevo a Fifi se olvidaron del tema para fijarse en la criada y aprovechar para manosear su culito con sus manos cuando sus mujeres no los veían.
Durante la comida Fifi sufrió el acoso de los maridos con la complicidad de las mujeres. La pellizcaron, la dieron palmaditas en el culito, tiraron cosas para que las recogiera y de paso que se viera sus espléndidos senos o el culo. Las únicas reprimendas de las esposas fue, entre sonrisas cómplices, de comentarles que eran unos chicos muy malos. Cuando terminaron los postres decidieron las mujeres separarse de los hombres dejando a Fifi con ellos para que les sirviera el café y las bebidas, mientras ellas hablaban de sus cosas (en el café es donde iría la droga para dejarles dormidos.)
Cuando se fueron las mujeres, Antonio y Pedro le dijeron que antes de tomar ellos el café, le iban a dar un poco de leche calentita. Pedro la cogió por la espalda y con la mano sujeta en la cabeza la obligó a inclinarse y situar la boca a la altura del pantalón de Antonio, tras bajarse los pantalones y los calzoncillos introdujo su pene en la boca de Fifi. Pedro, visto que la criada no ofrecía resistencia, se bajo también la ropa de cintura para abajo, subió la faldita y bajo las braguitas de Fifi para sodomizarla. Tras eyacular en la boca y en el recto de Fifi cambiaron las posiciones y Fifi comenzó de nuevo a portarse como una mujer para dar placer a los dos machos. Al terminar los maridos se sentaron y mandaron a la criada a por los cafés y las bebidas.
Al despertar Pedro y Antonio intuyeron que se encontraban en un sótano, sujetos formando una equis con su cuerpo, al fondo vieron su imagen en un espejo de cuerpo entero. Estaban totalmente depilados, maquillados como si fueran unas putas con pelucas y con ropa interior de mujer (corsé negro con liguero, medias y braguitas negras) con zapatos negros de tacón de aguja. Intentaban gritar pero se veían impotentes, se habían quedados mudos.
Al rato aparecieron las mujeres vestidas como amas llevando fustas en sus manos junto a Fifi. La feminización forzada de dos nuevos Fifis había comenzado...
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