Aprovechando que ayer recibi un correo de geocities anunciando que a final de año geocities desaparece y que si no recuperas las cosas pues se perderán, y ¡uno pensando que sería eterna la web ;-)!, he decidido, al menos con las historias, rellenar el blog con cosas que hay en la web. He empezando con esta historia ya que en estos días un ser querido ha tenido la desagradable suerte de ser robado, o mejor dicho presuntamente hurtado, ya que por suerte no sufrió violencia por parte del ladrón que ya en esta época es bastante, así que dedico esta historia al ladrón y que tenga "la suerte" del personaje de la historia. A l@s demás que la disfruteis.
EL LADRÓN
Y
LOS TRAVESTIS
Cuando subieron al piso se encontraron que estaba la puerta abierta, entraron y Lulú encendió la luz del pasillo y se dirigieron al dormitorio. Tras encender la luz comprobaron que todo estaba todos los cajones de armario y mesillas abiertos y todo revuelto. Entonces apareció un hombre de dentro del armario apuntando con una pistola a Pili y Antonia, lo cual hizo que Antonia diera un grito '¡Un ladrón!'. Lulú, que había entrado en el salón, se escondió cogiendo un cenicero de mármol esperando la ocasión de atacarle.
El ladrón se acercó a Antonia y empezó a manosearla. Al comprobar que eran travestís, exclamó: '¡Malditos maricones de mierda!. Me voy a divertir de vosotros. Quiero que tú (señalaba a Antonia) le chupes la polla a tu compañera maricona ahora mismo o te vuelo la cabeza.'. Antonia (era la que normalmente llevaba el rol de sumisa
en las relaciones sexuales entre ellas) se agacho delante de Pili, bajo la cremallera del pantalón y le sacó el pene, y empezó a chuparselo. Cada segundo que pasaba Pili tenía una cara de felicidad y empezaba a dar grititos de placer (generalmente tenía un rol activo o dominante en los juegos sexuales, aunque de vez en cuando le gustaba tener el rol pasivo o sumiso, mientas que a Lulú era la más dominante de las tres y cuando jugaban a dominación y sumisión siempre hacía de ama.) Lulú mientras tanto se había acercado sigilosamente a la puerta del dormitorio y estaba viendo el espectáculo. Cuando Pili esparramó "la leche" dentro de la boca de Antonia, el ladrón ordenó a Pili que se bajará los pantalones y las bragas para que ahora su amiga la sodomizar, mientras que con la boca debía hacerme una mamada a él.
Mientras, Lulú se preparaba para acercarse al ladrón por la espalda y darle en la cabeza con el cenicero y dejarle inconsciente. Esperó a que llegará Pili a llevarle al momento de la eyaculación ya que estaría menos atento. Cuando llegó ese momento, se acercó y le dio con el cenicero, cayendo el hombre al suelo inconsciente.
Antonia siguió dando por culo a su amiga hasta que eyaculó dentro del recto, no importándole que ya no estuviera el hombre, lo cual, Lulú le dijo que era una viciosilla y que parecía que había disfrutado con la visita. Las tres se rieron ante el comentario malicioso. Antonia tras terminar indicó a sus amigas que debían llamar a la policía, pero Lulú dijo que no, ya que debían darle un escarmiento al ladrón, no por robarles, si no por su actitud machista e intransigente con los demás como había demostrado esa noche con ellas. Al final se decantaron sus otras compañeras por la opción de Lulú. Le preguntaron que iban a hacer con él. Entonces Lulú les dijo que quería convertirlo en un travestí sumiso, y en particular en un criada que sirviera tanto para las labores de la casa como para jugar con él.
Lo primero que hicieron fue llevarlo al baño, y lo pusieron de pie en la bañera y le colocaron unas argollas en las manos y pies que estaban sujetas entre si por una cadena y esta pasada por un aro que había en el techo. Antonia fue a una habitación que tenían un armario con instrumento para juegos sadomasoquistas y trajo una bola con tiras para ponérsela en la boca y sujetar con las tiras por la boca al estilo de bozal de perro. Tras terminar de hacer este proceso, Pili, que trabaja en una peluquería del barrio, empezó a preparar el material para depilarle todo el cuerpo. Cuando la cera estuvo caliente y lista para la depilación, Lulú despertó con agua en la cara al hombre, ya que quería que todo lo que iban a hacer lo "disfrutará" despierto sin perderse ningún detalle. El hombre tras comprobar en que situación se encontraba, y viendo a las chicas que estaban con batas, ya que se habían puesto cómodas, empezó a intentar hablar, Pili quiso saber lo que quería y le quitó la bola, lo cual empezó a insultarles '¡Maricones soltarme!. Cuando este libre os voy a matar a golpes. ¡Zorras!' Lo que obligó a Pili volver a ponerle la bola por mala educación. Lulú entonces le dijo: 'Hoy va a empezar una nueva vida para ti, vas a pasar de un machito a un criada, y te aseguro que cuando terminemos con tu aprendizaje serás la chica más puta que haya en Madrid, deseando en todo momento que alguien te folle y comiendo una polla al mismo tiempo.' Tras lo cual Pili empezó con la depilación. Sus dos amigas se quedaron viendo como su amiga depilaba al ladrón, y como este lloraba e intentaba dar gritos, puesto que la depilación la estaba haciendo para que le doliera lo más posible. Lulú le comentaba a Antonia 'Parece que ya muestra síntomas de mujer, ya no parece tan hombre como nos quería hacer aparentar antes. ¡ja, ja, ja...!'. Cuando terminaron decidieron llevarlo al dormitorio y pasaron la cadena de las argollas por un anillo que había en el techo (los anillos los había por todas las habitaciones de la casa, camuflados para que no se vieran, ya que los usaban a veces para jugar a ataduras.) Tras lo cual se prepararon para dormir unas cuantas horas ya que al día siguiente les esperaba un día intenso jugando con su nuevo juguete.
A las 10:00 se levantaron, se fueron hacer el desayuno para ellas tres, y tras terminar se fueron a arreglar y vestir para comenzar la feminización y sometimiento del hombre. Lulú y Pili se pusieron un vestido de una sola pieza negro de cuero con corsé y medias de malla negras con botas de látex de tacón de aguja, mientras que Antonia prefirió ponerse un traje de criada francesa negro con corsé, medias y zapatos de tacón de aguja negros. Pili y Lulú cogieron una fusta cada una y acompañadas de Antonia que miraba empezaron a azotarle por todo el cuerpo incluido los testículos y pene del ladrón.
Al rato llamaron a la puerta y Antonia se acercó a ver quien era. Tras mirar por la mirilla abrió ya que eran sus dos vecinos con su perro pastor alemán del piso inferior (el piso era de cuatro pisos: el bajo estaba la peluquería de Pili, el segundo vivían dos hombres, el tercero nuestras amigas y el cuarto estaba actualmente vacío.) Pedro habló: 'Veo que habéis empezado pronto con vuestros juegos. ¿Qué vais a hacer hoy?'. Antonia les invitó a pasar al salón, y avisó a sus compañeras de la visita.
Mientras Lulú les explicaba a sus amigos lo que les había pasado esa noche y lo que habían pensado hacer con el intruso, Antonia interpretando su rol de criada les trajo a los hombres un café. Tras terminar de cortarles la historia y luego acercarse a ver al hombre, Juan les preguntó participar en la domesticación y sumisión del ladrón. Por supuesto aceptaron encantadas y esperaron a que subieran Pedro y Juan con ropa de cuero para aparentar amos y juguetes para jugar con el hombre ese mañana.
Cuando subieron trajeron sus propias fustas, un collar, alimento y un tazón grande de comida para perro. Les comentaron a las chicas que iban hoy a convertir al hombre en una perra, y así que su perro alemán, que estaba en celo, se desahogará sus ardores amorosos. Le desataron las argollas y le obligaron, a fustazos, a abrir las piernas e inclinar la espalda, tras lo cual de forma secuencial mientras uno le sujetaba para que no hiciera nada los demás fueron dándole por culo y eyaculando en el recto del ladrón. Tras finalizar todos, le pusieron a cuatro patas y le colocaron un collar con cadena y bozal quitándole la bola de la boca, y empezaron a pasear un buen rato por toda la casa y obligándole a ladrar. Cuando terminaron le pusieron un tazón con comida de perro y le mandaron que comiera junto al perro alemán. Por último, a una orden de Pedro, el perro se puso detrás de "la perra" y dejaron que aliviara los instintos sexuales del perro sobre "ella".
Tras agotar los instintos del perro, a "la perra" la llevaron al baño para limpiarla bien por fuera y por dentro, le pusieron las argollas y la bola y pasaron la cadena por el aro para que se quedara allí durante un rato. Debido a que tenía su primera "mestruación" le pusieron un tampón dentro del culo.
Los amigos se despidieron y se fueron de la casa con el perro prometiendo volver asiduamente para ver las mejoras del nueva criada. Tras dejar pasar una hora para que descansar de lo sucedido al criada. Empezaron a enseñarle todo lo que debía saber para cumplir con el nuevo rol al ladrón: depilarse, a maquillarse y desmaquillarse, a vestirse y andar con zapatos de tacón de aguja, hablar y comportamiento de una sumisa,... Les llevó todo el día aunque ellas se divirtieron un motón. Por la noche extenuadas volvieron a encadenar en el dormitorio, ya con apariencia de mujer con maquillaje recargado, peluca, corsé, medias, y zapatos de tacón rojos, parecía una puta. Y como puta y esclava la habían violado sus tres amas.
Durante las tres semanas siguientes fueron enseñándola y cada día que pasaba tenía más asumido el puesto y rol que le correspondía en su nueva existencia (aunque al principio hubo días que intentaba revelarse lo que provocaba que fuera castigada severamente y durante ese día y noche fuera tratada como "una perra", hacían subir al perro de los vecinos para que estuviera ese día con ella, recibiendo las atenciones del macho de forma efusiva como el primer día.) Les hacía la comida y limpieza de la casa con su linda vestimenta de criada francesa. Se había vuelto una experta como putita de la casa, tanto la violaban por detrás como hacia de chupapollas (o todo a la vez, es decir, una ama le daba por culo mientras que a otra la chupaba el pene tragándose "la leche" como si fuera néctar de los dioses) con una maestría que parecía que lo había hecho toda la vida, y de vez en cuando volvían los vecinos para que hiciera de "perra" aunque no hubiera hecho nada, solo para que divirtiera a sus amas y los vecinos. También empezaron a darle hormonas femeninas y productos para que aumentar de pecho y perdiera las apetencias masculinas de joder ya que las tres amigas querían que solo se pusiera "cachonda" y llegará al éxtasis sexual fuera el recibido por detrás.
Un día, en el local que habitualmente iban a divertirse se hizo una fiesta privada para unas cuantas clientes y sus acompañantes. Por supuesto, fueron y llevaron a Petra (nombre que le habían puesto a su criada) para servir copas y como juguete sexual. Ya Petra disfrutaba con su nueva posición y estuvo deseando que llegará la noche para demostrar sus habilidades de criada y juguete sexual. La presentación en sociedad fue un rotundo éxito (tanto para servir copas como para hacer mamadas o que le dieran por culo), tras lo cual los fines de semana iba a trabajar al local para ganar un dinero extra para sus amas e incluso alguna vez iba a la casa de campo en la zona de travestís para realizar el trabajo más viejo del mundo bajo la supervisión de las chicas.
El Criada Sumisa
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