Hoy en Pompeya la gente está nerviosa y temerosa de lo que el destino nos depara debido a que el dios Vulcano está rugiendo con un gran humo y cenizas por su chimenea de su montaña que tenemos al lado y temblores que hacen que caigamos al suelo. Rezo en mi pequeño altar en el burdel que sirvo en estos momentos.
En este aciago día me vienen los recuerdos de como fui enviado a Roma como esclavo desde mi natal Hispania debido a que mi padre contrajo unas deudas que no pudo saldar. Fui vendido a la casa imperial y serví como criado. Mi vida era placentera e incluso corría menos peligro que muchos senadores y patricios que servía en las cenas del emperador.
En una noche de esas en que la bebida y la barbarie se consumía e los peores vicios que se podía contemplar, me vio (he de indicar que desde siempre he tenido rasgos femeninos y casi imberbe por todo el cuerpo) y entre gritos indicó a los invitados indicó que estaba viendo en mi persona a su querida Popea. Ordenó que me convirtieran en ese mismo instante en su hermosa Popea, lo cual, varios invitados me inmovilizaron en el suelo entre gritos míos y fui castrado por el médico imperial con agónicos gritos de dolor. Luego me llevaron unas mujeres a un aposento para aliviar con drogas mi dolor e intentar que no fuera mortal la operación realizada en mis órganos sexuales.
Al día siguiente, medio drogado, mejor dicho drogada ya que desde ese día mi vida transcurriría como una mujer hasta el día de hoy que presiento que está cerca mi final a manos de los dioses enfurecidos, fui presentada ante el emperador Nerón con las vestimentas, peinado y maquillaje de Popea.
Él se acercó a mi y me besó indicando lo guapa que estaba hoy y que porque le había abandonado tanto tiempo. Mi emperador veía en mi persona afeminada a su antigua esposa y como tal me tratarían desde ese momento tanto en público, jugando con otras mujeres de la corte imperial para divertir al emperador o portándome como otra dama con quehaceres típicos de la esposa del emperador, como en la intimidad por las noches, en que disfrutaba de sus apetitos sexuales conmigo como dócil y sumisa concubina.
Pero todo llegó a su fin, cuando varios generales del imperio se rebelaron ante el desgobierno de nuestro emperador y su locura llegaba a límites insospechados.
Tras intentar escapar cuando el senado le declaró enemigo del imperio y con ordenes de ejecutarlo por cualquier ciudadano romano so pena de muerte si no se cumplía. Se dio muerte él mismo con ayuda nuestra. Después de eso salí huyendo hacía el sur terminando en esta ciudad y trabajando como meretriz del más bajo nivel en este burdel presentada como "la concubina del odiado Nerón".
ACTUALIZADO: 18/12/2010
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