Aparentemente, la razón por la cual Tiberio se trasladó desde Roma a Capri fue el temor a ser asesinado. La villa está situada en un punto de la isla muy retirado y los cuartos de Tiberio en el norte y el este de la lujosa villa fueron particularmente difíciles de alcanzar y estaban fuertemente protegidos.
coordenadas 40°33′30″N 14°15′44″E
Según Suetonio La Villa Jovis era el escenario en el que se producían las salvajes orgías sexuales que organizaba Tiberio. Sin embargo, si estas versiones del libertinaje de Tiberio son verdad o meras calumnias de sus detractores es todavía objeto de debate. Del mismo modo se acusa a Tiberio de deshacerse de tres mujeres en una cueva cercana a la villa.
--- FUENTE: wikipedia
--- FUENTE: El desafío del siglo XXI
Las orgías de Tiberio
Las famosas orgías del emperador Tiberio, por ejemplo, nunca tuvieron lugar. Gaio Suetonio Tranquillo, quien vivió entre el 75 y 150 de nuestra era aproximadamente, es el originador de la leyenda de las licenciosas costumbres en las que el emperador habría caído durante los últimos años de su vida. El pequeño pero importante detalle es que Suetonio nunca fue historiador. No pasó nunca de ser más que un aproximadamente entretenido chismógrafo y todo su relato probablemente no habría llegado a nosotros de no ser por una cita - muy corta por otra parte - de Tácito quien sí ha sido una fuente bastante seria pero cuyo juicio se hallaba fuertemente polarizado por su declarada intención de demostrar la decadencia de la clase dirigente romana.
El hecho concreto es que Tiberio, estrictamente hablando, ni siquiera fue emperador: rechazó el título de "Augustus" como había rechazado tantos otros honores que los adulones del Senado insistieron en ofrecerle. Huraño, hosco y poco amigo de las zalamerías, cuando el senado quiso bautizar un mes del calendario en su honor - de la misma manera en que el mes de Julio había sido denominado así en honor de Gaio Julio César y Agosto en el de Octaviano Augusto - Tiberio no pudo con su sarcasmo y rechazó la idea preguntando: "Y qué haréis el día en que tengáis trece césares?".
Este hombre, en los últimos años de su vida, simplemente se retiró a sus posesiones en la isla de Capri, no para celebrar orgías, sino para poder gozar de una paz y una tranquilidad que la vorágine política de su época le había negado. Lo cual, por supuesto, no quita que aún hoy miles de turistas viajen a Capri para ver un sitio que, de no tener el libidinoso aura de las supuestas orgías del emperador, carecería para muchos de verdadero encanto turístico.
Tiberio: Un Ser Despreciable y Salvaje
También disfrutaba con jóvenes y adultos de ambos sexos, con los que se solazaba asistiendo a un espectáculo llamado spintries, que consistía en una unión sexual de tres (muchachas y jóvenes libertinos, revueltos), que tenían que actuar hasta que el tirano se desahogaba. Para excitarse él y los que actuaban para él, tenía una apropiada biblioteca con obras de una célebre poetisa llamada Elefántide de Mileto, y de otros autores como Hermógenes de Tarsia o Filene, todas ellas hijas de un mismo motivo y un estilo especialmente dirigido a la excitación de los sentidos. Conjuntamente con los textos sicalípticos poseía cuadros de la misma temática, que acompañaran a sus escenas orgiásticas. A precio de oro compró una obra –entonces célebre pintura– de un artista llamado Parrasio que representaba con todo detalle una felación de Atalanta a Meleagro. Tiberio la colocó en la parte más excitante de su alcoba, de manera que siempre la tuviera a la vista en sus encuentros íntimos. Todo ello redundaba en una inacabable y continua prueba de nuevas hazañas sexuales que ocuparán las veinticuatro horas del día del Emperador, que, si bien prefería a niños y mancebos, también llamaba a mujeres a su lado, como la referida Malonia.
En la bellísima isla, Tiberio era el dueño y señor de una docena de villas y palacios donde organizaba aquellas bacanales de sexo y sangre. En la hermosa Gruta Azul, por ejemplo, se bañaba desnudo junto a pequeñuelos a los que llamaba «mis pececitos». Si bien la mayoría de estas pequeñas víctimas les eran compradas a padres miserables, también provenían de algunos patricios y de ciertas familias nobles a las que, como compensación, el emperador hacía espléndidos regalos.
Sin embargo, los habitantes de la ciudad conocieron al poco tiempo la características de la vida licenciosa de Tiberio, y de sus practicas sexuales. Muy pronto, comenzaron a aparecer por la ciudad pasquines ofensivos para el déspota y hasta los senadores no se privaban de insultarlo en público.
Pronto encontraría su muerte, en el año 37, cuando se encontraba en la casa de un amigo llamado Lúculo, moriría estrangulado por Macrón –capitán de los pretorianos– a la edad de 78 años. Había sido emperador de los romanos durante 23 años. Sin embargo, las causas de su muerte son diversas: la primera, el posible estrangulamiento con su propia almohada, la segunda, el posible envenenamiento por Cayo (conocido luego como el emperador Calígula), la tercera, posible muerte por inanición (habrían provocado que se muera por falta de alimentos). Sea como fuere, con el cuerpo aún caliente, en las calles la gente ya pedía a gritos «iTiberio al Tíber!», desahogando así su odio para con un emperador maldito.
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