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Mi novio y yo fuimos al chalet de mis dos amigas a pasar el fin de semana e invitarles a nuestra boda.
Al llegar nos recibieron ambas vestidas con minifalda de tubo negra y blusa ajustada en que sus senos sobresalían con zapatos de tacón de aguja y maquilladas al estilo de dos amas como aparecen en la tele en el entorno del bdsm.
A mi novio tuve que darle de forma simulada un codazo ya que se había quedado embobado viendo la facha que presentaban mis amigas ante nuestra presencia. Desde siempre se había comentado en nuestro círculo de amigas que eran lesbianas pero ellas nunca lo habían confirmado aunque si lo habían demostrado con gestos y maneras.
Fuimos al salón y nos sentamos en el sillón con la copa que nos habían ofrecido. Mientras bebíamos les contábamos nuestra intención de formalizar nuestra relación y que, por supuesto, estaban invitadas a nuestra boda.
Poco a poco, sentía que no me podía mover como si hubiera quedada paralizada sin poder torcer ni la cabeza. Mis amigas se levantaron, riéndose de una forma muy siniestra, mientras veía como se acercaban a nosotros, por supuesto mi novio estaba en la misma situación.
Me dejaron sola mientras cogían entre ambas a mi novio y se lo llevaban del salón. La sensación era horrible, estar inmóvil pero sentir todo lo que pasaba a mi alrededor sin poder hacer nada, me imaginaba que mis amigas eran dos arañas que nos habían picado con veneno a punto de ser devorados por ellas inmóviles pero conscientes.
Pronto descubri que querían someternos y para ello a mi me obligaron a vestirme como ellas, con corsé, medias, zapatos de tacón de aguja y maquillaje excesivo como si fuera su putita. Ese fin de semana sería la tercera en un trio lésbico mientras mi novio desnudo, atado y encapuchado sería objeto de sumisión en que solo tendría derecho a mirar y ser torturado por nosotras.
A partir de ese fin de semana volveríamos a menudo a disfrutar más fines de semana siendo dominados por mis amigas y ya desde ese día nuestras amas.
Al llegar nos recibieron ambas vestidas con minifalda de tubo negra y blusa ajustada en que sus senos sobresalían con zapatos de tacón de aguja y maquilladas al estilo de dos amas como aparecen en la tele en el entorno del bdsm.
A mi novio tuve que darle de forma simulada un codazo ya que se había quedado embobado viendo la facha que presentaban mis amigas ante nuestra presencia. Desde siempre se había comentado en nuestro círculo de amigas que eran lesbianas pero ellas nunca lo habían confirmado aunque si lo habían demostrado con gestos y maneras.
Fuimos al salón y nos sentamos en el sillón con la copa que nos habían ofrecido. Mientras bebíamos les contábamos nuestra intención de formalizar nuestra relación y que, por supuesto, estaban invitadas a nuestra boda.
Poco a poco, sentía que no me podía mover como si hubiera quedada paralizada sin poder torcer ni la cabeza. Mis amigas se levantaron, riéndose de una forma muy siniestra, mientras veía como se acercaban a nosotros, por supuesto mi novio estaba en la misma situación.
Me dejaron sola mientras cogían entre ambas a mi novio y se lo llevaban del salón. La sensación era horrible, estar inmóvil pero sentir todo lo que pasaba a mi alrededor sin poder hacer nada, me imaginaba que mis amigas eran dos arañas que nos habían picado con veneno a punto de ser devorados por ellas inmóviles pero conscientes.
Pronto descubri que querían someternos y para ello a mi me obligaron a vestirme como ellas, con corsé, medias, zapatos de tacón de aguja y maquillaje excesivo como si fuera su putita. Ese fin de semana sería la tercera en un trio lésbico mientras mi novio desnudo, atado y encapuchado sería objeto de sumisión en que solo tendría derecho a mirar y ser torturado por nosotras.
A partir de ese fin de semana volveríamos a menudo a disfrutar más fines de semana siendo dominados por mis amigas y ya desde ese día nuestras amas.
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