Dos amigos convertidos en dulces sumisas criadas travestis

Los dos amigos habían crecido en un ambiente familiar dominado por sus estrictas, y a veces crueles, madrastras (ambos habían perdido a sus madres de muy pequeños). Se habían conocido cuando sus madrastras y otras dos amigas se juntaban para pasar las tardes de los domingos jugando a las cartas y chismorreando de sus rutinarias vidas.

Allí ellos dos con otras dos niñas (que en el futuro serían sus novias obligadas por sus madrastras) eran obligados a travestirse con el traje femenino de la escuela incluida la ropa interior y los zapatos de tacón típico de niñas para jugar a juegos de carácter tradicionalmente considerados femeninos como a la comba, muñecas, las cocinitas y cosas similares.

Tanto las mujeres como las niñas los trataban como dos niñas en todo momento durante esas reuniones dominicales con la excusa que ponían sus madrastras y sus amigas de coger el carácter dulce y agradable de las mujeres y luego supieran tratar a sus futuras esposas con toda la dulzura y compresión que fuera posible.

Cuando les alcanzó la pubertad sus madrastras les obligaron a coger como novias a las dos niñas con que habían jugado durante los domingos. Estas los trataban con firmeza y a veces con crueldad como hacían sus madrastras y no toleraban un "no" como respuesta de parte de sus sumisos novios.

Un día cada novia mandó a su novio a un sitio donde un fotógrafo le haría unas fotografías, todo ello por separado y sin saber que iban a ir al mismo sitio, y que siguiera las instrucciones del fotógrafo sin rechistar. Cada uno se acercaron al sitio indicado sin saber lo que les esperaba.

Tras la excitante humillación sufrida de ser travestidos y comprobar que sus más bajos y homosexuales institutos carnales no los habían podido refrenar regresaron a casa de la novia de uno de ellos donde les esperaba sus dos novias con una humillante sorpresa. Les obligaron de nuevo a travestirse, pero esta vez de criadas y los esperaron para ser inspeccionados y ...

Tras ese día ya sirvieron a sus novias, y cuando se los dejaban a sus madrastras, como dos inseparables dulces y sumisas criadas de día y por la noche como putitas cuyos únicos placeres era chupar o sentir dentro de sus íntimos agujeros falos naturales o artificiales como dos inseparables sumisas travestis.

Espero que la historia y los vídeos con la historia os haya gustado.

El Criada Sumisa.

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