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Las fantasias de 'El Criada Sumisa' en tu idioma

lunes, 2 de noviembre de 2009

Tributo a Halloween 2009 - Fiesta pagana



Como tributo a esta fiesta pagana y una antigua web argentina de relatos que me hizo pasar excitantes e imaginativas noches torridas ;-) os pongo el siguiente relato relacionado con la magia y hechicería.

De magia y Hechicería

(relato de Ana Raquel)


Esta historia es una fantasía que me inspiraron Amanda y Debora a partir de nuestras experiencias y de los mails que intercambiamos, es tal como verás producto de mi imaginación y también es una historia de magia, pero, tal como podrás ver se encuentra adaptada a los tiempos que corren.


Al fin y al cabo ten en cuenta una cosa: la magia existe, los encantamientos nos rodean y son algo cotidiano, pero, para que hagan su efecto debemos estar receptivas a ellos, debemos ir a su encuentro y buscarlos, esa es la verdadera magia, crear nuestro propio mundo, disfrutarlo tal como somos y encontrar gente con la que compartir este mundo que hemos creado.


He seguido el ejemplo de Amanda y al principio del relato tan solo indico las iniciales de los nombres:

Tanto J. como H. como L. eran amigos desde hacía tiempo, no sabían como había surgido la costumbre pero era ya una tradición para ellos el encontrarse al menos una vez en la semana en algún lugar en el que pudieran conversar tranquilos, a veces era la casa de alguno de ellos, otras tan solo un bar apartado, el hecho es que disfrutaban de las horas en las cuales se alejaban de la rutina diaria e intercambiaban opiniones acerca de casi todo. Por supuesto, el sexo era una de las cosas sobre las cuales discutían.


Tal es así que sintiendo la comprensión de sus amigos, L. decidió sincerarse con ellos pues de alguna manera intuía que sería comprendido, así, un jueves por la tarde, luego de muchas dudas pero con la convicción de que su amistad seguiría adelante solo a través de la confianza mutua, les confesó que uno de sus mas grandes placeres en la vida era dejar de lado su faceta masculina y transformarse en una mujer sensual.


- Les juro que en mi vida diaria soy completamente heterosexual, ustedes pueden verlo, pero es como si fuera una especie de doble personalidad y dentro mío llevara una mujer que se esfuerza por salir al exterior, finalmente el impulso es irresistible y debo dejarla en libertad.


- En esos momentos (continuó L. ante la atenta mirada de sus amigos) me transformo por completo en una mujer y actúo como tal, aunque mas bien lo correcto es decir que me transformo en una lesbiana ya que lo que mas me atraen son precisamente otros travestis en la intimidad o incluso mujeres.


- Pero, quiere decir que vos llegás a tu casa y te cambiás de ropa? Preguntaron casi al unísono tanto H. como J.


- No, no me estás escuchando, yo no quiero asumir una identidad femenina, pero Ana, tal es mi nombre de mujer, necesita cada tanto salir a dar una vuelta por así decirlo, me encanta transformarme en una mujer sensual y fetichista, sentir como un par de medias se ajusta a mis piernas, un corsé me estrecha la figura y caminar sobre un par de zapatos de taco aguja me excita terriblemente, mas aún si tengo un espejo delante mío y contemplo la mujer en la que me he transformado.


Cada vez mas interesados sus amigos lo dejaron hablar y casi sin darse cuenta comenzaron a imaginarse a L. transformado en Ana y sintieron como una erección crecía entre sus piernas.


- Y sos así como nosotros te conocemos?


- No, para nada, es como si una segunda personalidad se apoderara de mi, a veces se trata de una mujer dominante, otras de una sierva extremadamente sumisa, siempre sumamente fetichista y cuidadosa del detalle.


- Miren, vamos a hacer una cosa, ustedes tienen internet, no? Bueno, visiten esta dirección y allí verán una página, no es ni mas ni menos que aquella que mi alterego ha desarrollado para contar las cosas que le pasan. Veanla, miren las fotos, lean las historias y después charlamos.


Así finalizaron su encuentro, L. ya sospechaba que había perdido la amistad de J. y H., y se dirigió la semana siguiente al bar de costumbre, con la secreta convicción que estaría esperando solo durante una hora para terminar retirándose.


Cual sería su sorpresa cuando los encontró esperándolo, eso significaba que no les molestaba su pequeña idiosincrasia y que no censuraban sus gustos.


Muy por el contrario, en cuanto se sentó, J. le dijo:


- Mira, nos parece bárbaro que vos seas quien sos, pero la verdad que no tenías derecho de guardarte el secreto, vi tus fotos y la verdad que me encantaron.


- Y ni que decir de los relatos tanto los tuyos como de tus amigas, me excité terriblemente leyéndolos. Comentó H.


- Es mas, durante la semana estuvimos hablando y llegamos a una decisión, queremos que nos guíes en el camino que estás recorriendo y nos ayudes a dejar salir a la mujer que nosotros también llevamos dentro.


- ¿Como?, preguntó L. casi no entendía nada.


- Si, después de ver tu página hemos visto que nos encantaría pasar por experiencias similares, que dentro nuestro también existe una mujer y que hasta ahora se encontraba prisionera.


- Pero la excitación que sentimos cuando vimos tus fotos, leímos las historias de tus amigas, y nos imaginamos a nosotros mismos totalmente transformados en dos señoras, nos decidió a pedirte que nos ayudes.


Con una sonrisa de alegría L. les dijo:


- No hay inconveniente, de hecho la idea me encanta, pero lo primero que tienen que hacer es comprar algunas cositas.


Así, sobre una servilleta comenzó a escribir una lista de las cosas que necesitaría para transformar a sus amigos en (ya las estaba imaginando) dos prostitutas a su servicio, al fin y al cabo, ellos no lo sabían pero habían despertado la dominatriz que existía dentro de ella.


- Cuando consigan estas cosas, arreglamos un día que estemos tranquilos para el debut.


Así pasó el tiempo hasta que finalmente llamaron a L., este les respondió simplemente dándoles una dirección a la que debían concurrir con los elementos que habían comprado.


Cuando finalmente llegó el momento, J. y H. tocaron el timbre de un departamento en el segundo piso del centro de Buenos Aires, parados frente a la puerta escucharon el ruido de un para de tacos acercarse hasta que finalmente se abrió la puerta.


En ese momento contemplaron a una rubia totalmente desconocida para ellos que estaba vistiendo una blusa de manga larga, de seda blanca y brillante, luego una pollera tubo de cuero que llegaba unos diez centímetros por encima de la rodilla, dejaba ver al mismo tiempo un par de piernas enfundadas en medias de lyyra color carne y extremadamente brillantes y finalmente, el origen de los ruidos que habían escuchado era producto de los zapatos que utilizaba, un modelo de taco aguja por supuesto, con una delicada pulsera sobre el tobillo.


Completaba el atuendo un maquillaje bastante cargado que le daba un aspecto de prostituta.


- Pasen, la Señora Ana se está cambiando en este momento, yo soy su asistente Georgina. Dijo la rubia arreglándose de alguna manera para que se notaran las mayúsculas al hablar de quien hasta ahora conocían como L.


- Acomódense en los sillones, dentro de poco la Señora les indicará que es lo que desea de ustedes.


Extrañados ante la manera de expresarse, los dos amigos dejaron sus bolsos en el piso y se sentaron a esperar.


Al poco tiempo se abre la puerta de una de las habitaciones y surge Ana, poco quedaba de quien pensaban que conocían. Su atuendo comenzaba con una peluca negra, larga hasta los hombros, su maquillaje sin dejar de parecer el de una prostituta, le daba un aspecto sumamente femenino, los ojos resaltados con dos colores de sombras, los labios rojos parecían invitar a mil y una fantasías.


Luego tenía puesta una especie de bata de seda negra que le cubría casi hasta los tobillos, de mangas amplias, con los puños rojos, pero que al hallarse atada con un lazo sobre el busto solamente, dejaba entrever al caminar la ropa que tenía por debajo.


En primer lugar un corset negro, extremadamente ajustado en la cintura, de manera tal que le daba una figura que mas bien parecía un reloj de arena, por algún extraño efecto, sin llegar a ser voluptuosa, parecía que tenía unas deliciosas tetas que asomaban por encima del corpiño media taza.


Del corsé se extendía un portaligas que sujetaba un par de medias negras con costura, un par de botas con un taco aguja de por lo menos 12 centímetros que les hizo preguntarse como haría para caminar con ellas, las botas además llegaban casi hasta el muslo y eran acordonadas en toda su extensión.


El atuendo estaba completado con un par de guantes que luego se enterarían, llegaba casi hasta las axilas de nuestra domina y un camafeo ajustado con un lazo sobre el cuello.


- Bueno, veo que tenemos dos discípulas nuevas. Pero, que es lo que hacen vestidas así todavía. Dijo Ana dirigiéndose a Georgina.


- Las quiero ver desnudas inmediatamente, y que ni se les ocurra de aquí en adelante estar vestidas como hombres delante mío, olvídense de lo que alguna vez fueron, hoy nacerán nuevamente y verán que pálidas que eran sus vidas hasta ahora.


- Bueno, si, ya nos cambiamos. Dijo J.


- ¿Como?, acaso escuché bien, de ahora en adelante las dos se dirigirán a mi tan solo cuando yo les pregunte algo, y cuando me contesten, deberán siempre referirse a mi como Ama o Señora, ¿está claro?


- Si señora, respondió J.


- ¿Y vos?, dijo Ana dirigiéndose a H.


H. todavía no sabiendo que decir, dudó al responder.


- A ver Geo, enseñale un poco de modales mientras veo que puedo hacer con esta otra puta y después vení a ayudarme.


Georgina entonces se dirigió sin decir palabra hasta una bolsa que había sobre uno de los sofá, y de ella tomó varios metros de cuerda de nylon, con una sonrisa en los labios pues le encantan estas cosas, se acercó a H. y procedió a atarlo a la silla, cuando terminó estaba completamente inmovilizado, los pies amarrados a las patas de la silla, sus brazos a la espalda estaban firmemente sujetos por las muñecas y su torso (por las dudas, Geo es muy responsable), había sido amarrado también al respaldo de la silla.


Viéndose en tal situación, H. no sabía que hacer, su cuerpo en cambio sí y estimulado por el roce de las cuerdas y las piernas de Geo mientras lo ataba (Geo lo había hecho a propósito, buscando estimularlo), estaba obteniendo una hermosa erección. Pero, imposibilitado de hacer cualquier cosa, comenzó a gemir y a pedir que lo desataran (con la esperanza de así comenzar a acariciar la cola de Georgina).


Georgina, inmutable al escucharlo le dijo:


- Bueno, por lo menos ahora ya estás lloriqueando como una señorita, pero yo te voy a arreglar enseguida.


Tomó entonces un penis - gag, el cual amarró por supuesto a la boca de H. pasando las correas por su nuca, cuando hubo finalizado, este era incapaz de emitir cualquier sonido.


Georgina abandonó entonces la habitación y se dirigió a la otra donde estaban Ana y J., en ese momento, Ana se desabrochaba la cinta que sujetaba su capa y dejaba ver un cuerpo espectacular, el corsé le hacía una figura excelente y cual sería la sorpresa de J. además cuando de pronto ve que lo que le habían parecido un excelente par de pechos, ¡¡realmente lo eran !!


- Pero, pero, ¡¡tenés pechos !!


Exclamó casi sin entender nada, Ana mostraba un corpiño media taza, que le daba una imagen totalmente voluptuosa. Comenzó a sospechar si no se trataba de una broma, buscó en las facciones de Ana reconocer a quien antes fuera L. y si bien encontró algún rasgo familiar, tampoco pudo estar seguro, empezaba a sospechar que se trataba todo de una gigantesca broma, que hubieran elegido a alguna mujer para engañarlos y que en cualquier momento apareciera su amigo por una puerta, muerto de risa.


¡¡Plaff!!, una cachetada de su mano enguantada lo devolvió a la realidad.


- ¿Como te dirigíste a mi?


Intimidado, H. respondió: - Perdón Señora, es que no puedo entender lo que está pasando.


- Ah, magia, pero no te preocupes, vos también vas a probar un poquito de ella.


Y mientras decía esto, pasaba su mano por el cuerpo de H., casi instantáneamente este pudo ver como desaparecía todo el pelo de este.


- No te preocupes, el efecto de mis rituales dura apenas un par de horas, hoy por la noche volverás a ser la misma persona que eras hoy por la mañana.


- Ahora veamos que podemos hacer con tu rostro.


Y diciendo esto tomó un estuche de maquillaje, comenzó a aplicar primero la base, luego la sombra en los ojos, delineo los labios, rimmel, un poco de corrector de ojeras, delineo las cejas mientras sus manos parecían bailar sobre el rostro de H.


Mientras tanto, Georgina acomodaba el cabello de H., recogiéndolo y escondiéndolo para colocar finalmente una peluca castaño oscuro, que le llegaba hasta los hombros.


El próximo paso por supuesto fue el cambio de ropa, primero un corset esta vez de color blanco que le produjo una exhalación cuando Georgina con firmeza ajustó la espalda, luego un corpiño también media taza, después un portaligas y finalmente un par de medias blancas con costura.


Georgina volvió entonces con un par de zapatos blancos de taco aguja, H. se preguntó como podría caminar sobre ellos, pero sus preguntas desaparecieron cuando, tomando una cada uno se los colocaron y sintió una sensación indescriptible de placer al sentir sus piernas enfundadas en las medias y ver sus pies con los zapatos puestos.


La hicieron parar y ambas contemplaron su obra.


- Bueno, que te parece Geo, preguntó Ana.


- Está bien, pero creo que tendría que llenar con algo ese corpiño, y además ese bulto en la bombacha me parece horrible.


- Tenés razón, enseguida lo corregimos.


Y mientras decía esto se acercaba a H. y pasaba una vez mas su mano por sobre su torax, cuando terminó, este vio como un par de pechos rellenaba el corpiño y sobresalía hacia arriba.


Cuando terminó con su busto, Ana se dirigió a su entrepierna y mientras decía: - Ya no vas a necesitar esto por hoy, acariciaba sus genitales.


Cuando retiró su mano, H. vio que el bulto entre sus piernas había desaparecido, inmediatamente dirigió su mano hacia allí y no encontró nada, en su lugar ¡¡había una vagina !!!


- Hoy serás toda una mujer, y las mujeres no tienen pito ¿verdad?


- H. todavía no sabía que decir, abría y cerraba la boca, no podía creer que esto estuviera pasando.


- Tranquila, después aparecerá nuevamente, pero por hoy, tan solo Geo y yo tendremos pito y ustedes verán que agradable es ser toda una putita.


- ¿Ahora está mejor?, preguntó a Georgina.


- Si, incluso te digo que me está excitando a mi, me muero de ganas por que me bese el clítoris.


- Bueno, tranquila, ya se va a cansar de hacerlo, pero ahora tenemos que buscarle un nombre, mirá la pinta de puta que tiene, no podemos llamarla H.


En ese momento, Ana la tomó por el brazo y la hizo girar para contemplarla, la estudiaba buscando un nombre que congeniera con su nuevo cuerpo, hasta que finalmente lo encontró.


- Ya se, vos te vas a llamar Amanda, de aquí en adelante solo responderás a ese nombre, ¿está claro?


- Si señora, respondió Amanda, ya completamente excitada con las experiencias que estaba viviendo.


- Geo, empezá a preparar a la otra putita mientras yo termino de vestir a esta.


Georgina se alejó taconeando mientras Ana buscaba un vestido adecuado, finalmente volvió con uno negro que le dió a Amanda.


Cuando Amanda se lo puso le quedaba realmente sensacional, era bastante ajustado y con un escote cuadrado que dejaba entrever su nuevo busto, la pollera llegaba unos quince centímetros por encima de la rodilla y al ser ajustada también le hacía lucir una hermosa cola, que Ana acarició con suavidad anticipando el momento en que perdería su virginidad en sus manos.


Amanda por fin pudo verse en el espejo y quedó sin habla una vez mas, la imágen que este le devolvía era la de una mujer tremendamente sensual, ansiosa por sexo. Y de alguna manera sabía que esa ansiedad sería calmada dentro de muy poco.


Ana la tomó de un brazo y la guió hasta el living del departamento donde Georgina ya había comenzado su tarea, J. continuaba sentado en la silla, pero ahora tenía el cabello recogido y dispuesto a recibir una peluca, cuando vió a Amanda no lo podía creer, el hombre que había entrado con el se había transformado en una mujer espectacular. Casi inmediatamente sintió crecer una erección y comenzó a fantasear con tenerla ante sí y penetrarla.


Cuando vió la reacción de J. Georgina exclamó enseguida:


- Pero mirá vos esta mina, ve otra mujer y se calienta enseguida.


- Ya vamos a arreglar eso. Respondió Ana


Se sucedió nuevamente el ritual del maquillaje, la peluca, que en esta oportunidad era negra hasta los hombros, la ropa que en este caso constaba de un body negro sumamente erótico, con una abertura para los pechos, pantys negras también, un par de zapatos negros de taco aguja por supuesto y un vestido de mangas largas, cerrado hasta el cuello pero con una abertura en el escote, un poco mas largo que el de Amanda pero con un revelador tajo a un costado, que hacía que al sentarse revelara su pierna casi hasta el muslo. Completaron el atuendo con un juego completo de uñas, las que además al ser bastante largas y de un color rojo intenso, daban a sus manos un aspecto sumamente sensual.


- Casi listo, ahora falta transformarte en una verdadera señorita, exclamó Ana.


J. no sabía a que se refería, pero Amanda que ya conocía algunas cosas que la magia podía hacer, sonreía mientras Ana pasaba una vez mas su guante por el busto y acariciaba la entrepierna de quien hasta hacía un rato era todo un hombre.


Cuando terminó, otra vez mas un par de senos asomaban por el escote y J. sentía un vacío donde antes había una presión producto de su excitación.


- Listo, y ahora tenemos que buscarte un nombre a vos también.


- Vos elegiste el nombre de Amanda, dejame bautizarla a ella. Que te parece Debora?, dijo Georgina.


- Bien, es un lindo nombre, de ahora en adelante, vos sos Debora y te presento a tu amiga Amanda.


Ambas se quedaron mirando, aún sin saber que hacer, todavía estaban impactadas con las cosas que habían sucedido, la imagen de las dos dominatrices a las cuales estaban sometidas, sus cambios físicos y la excitante apariencia que se devolvían una a la otra.


- Bueno, ahora quiero ver como se comportan como dos mujercitas, paseen un poco por la sala lo mas sensualmente posible, mientras Georgina y yo nos sentamos a contemplarlas.


Inmediatamente, ambas se pusieron a caminar, casi sin darse cuenta se estaban comportando como dos mujeres, los zapatos de taco aguja cambiaron completamente su manera de caminar, incentivaron el contoneo de sus caderas y la sensación de la ropa y especialmente las medias rozando contra su cuerpo, les produjo una nueva excitación hasta ahora desconocida por ambas.


- Muy bien, ahora vengan aquí, que todavía son muy nenas y tienen que alimentarse. Y diciendo esto, Ana señalaba el sofá a ambos lados de su cuerpo, cuando ellas se sentaron donde les había indicado, se quitó el corpiño dejando totalmente descubiertos un par de pechos bastante grandes, a una señal de ella, comenzaron a succionarlos.


De pronto no pudieron salir de su asombro nuevamente, sus bocas se habían llenado de leche, de los pechos de Ana estaba saliendo leche !!, esto era increíble y realmente la magia estaba operando efectos espectaculares.


Dedicadas a su tarea, Debora y Amanda no percibieron que Georgina se había levantado y volvía en ese momento con un vibrador en cada mano, procedió entonces a levantarle la pollera a cada una de ellas y con suavidad, encremó las colas e introdujo lentamente los aparatos dentro del cuerpo de nuestras amigas.


Estas, luego de un primer momento de aprensión, se relajaron y comenzaron a gozar espectacularmente, este era un regalo de los dioses, habían sido transformadas en dos mujeres y ahora, mientras bebían la leche de su Ama, estaban siendo penetradas analmente.


Cuando Georgina hubo colocado los vibradores por completo dentro de nuestras amigas, subió la bombacha de ambas a fin de que se mantuvieran en su lugar y fue nuevamente hasta su bolso a buscar mas elementos.


Al regresar, traía dos pequeños huevos que parecían vibrar en sus manos, primero tomó a Debora, y haciendo que esta se diera vuelta, recostada sobre el sofá, introdujo uno de ellos dentro de su aún no estrenada vagina, inemediatamente comenzó a gemir como resultado de la excitación que le producía tener su cola llena y el huevo vibrando dentro de ella.


Una vez que terminó con Debora, realizó la misma operación con Amanda, y entonces las hizo ponerse de pié. Ambas parecían extremadamente inquietas, posaban sus manos sucesivamente en sus nalgas y en su entrepierna, casi al borde del orgasmo.


Ana les ordenó entonces que caminaran nuevamente por la sala, si antes lo habían hecho sensualmente, ahora cada paso parecía desencadenar un orgasmo, a cada movimiento el vibrador dentro de su cola se mecía también y el huevo dentro de ellas parecía hacer otro tanto, ahora, para placer de Ana y Georgina, caminaban como dos verdaderas prostitutas.


Decidida a buscar ellas también un poco de satisfacción, Ana se acercó a Georgina y mientras sus manos acariciaban sus cuerpos, comenzó a retirar primero la blusa y luego la pollera, dejando ver que debajo de ellas tenía un body blanco de lycra, sumamente ajustado también.


Amanda y Debora se excitaron aún mas al contemplar como sus dominatrices se comportaban como dos lesbianas, finalmente, Ana introdujo su mano por debajo del body de Georgina y dejó asomar sus genitales, otro tanto hizo Georgina con nuestra hechicera, ambos genitales estaban completamente inflamados y casi sin darse cuenta las nuevas señoritas comenzaron a desear tenerlos en sus bocas.


Ana y Georgina se sentaron entonces en el sofá con las piernas abiertas y entonces Ana les dijo: - Vengan chicas, es hora de que prueben un poquito.


Casi se abalanzan sobre ellas, al poco tiempo Amanda tenía en su boca por completo los genitales de Georgina, su cara era de un indescriptible placer, y mientras tanto, Debora jugaba con el miembro de Ana pasando su lengua todo a su largo, mientras con sus manos arañaba levemente las bolsitas de su nueva Ama.


Así enfrascadas de pronto sintieron como llegaba su primer orgasmo femenino y casi sin darse cuenta, este les recorrió por completo su nuevo cuerpo, mientras se encontraban sumidas disfrutando de estas nuevas sensaciones, Ana y Georgina comenzaron a masturbarse frenéticamente una a la otra hasta que finalmente, ellas también alcanzaron su orgasmo, vertiendo el contenido del mismo sobre el rostro de nuestras amigas.


Ya relajadas todas y viendo como poco a poco sus cuerpos retornaban a lo que antes habían sido, Ana les preguntó:


- Y, les gustó, ¿tienen ganas de repetirlo o se arrepienten de haber venido?


- Jamás, - Ha sido espectacular, respondieron ambas.


- Bueno, entonces la semana que viene nos encontraremos nuevamente, pero esta vez realizaremos un examen médico, ¿que les parece?


¿Tengo que contarles que aceptaron? Pero lo que pasó durante el exámen es otro encantamiento.


¿Te ha gustado el relato?, si es así genial, yo disfruté mucho escribiéndolo y dejando volar mi imaginación, espero que algún día podamos reunirnos las cuatro y convertirlo en una realidad (quizá los trucos de magia no resulten, pero bueno, no importa mucho), ganas no nos faltan, así que, quien sabe?, probablemente en el futuro termine reescribiéndolo pero para adaptarlo a lo que realmente pasó.


Pero ten en cuenta una cosa, la magia de este relato no es la que esperas, no se trata de que a Ana le surgiera un par de pechos o que desaparecieran los genitales de nuestras amigas. No, la magia opera donde menos se la espera, y aquí la verdadera magia se refiere a haber encontrado un lugar donde expresar mis fantasías y a través de el conocer a gente genial como todas mis amigas.



Espero que hayáis pasado una noche de halloween terrorífica y excitante y que esta historia y tributo a Ana Raquel os haya gustado.





- Tributo a Halloween 2009 - Fiesta pagana -

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